Para entender la relación entre la resiliencia y la longanimidad y sus diferencias quiero que piensen en un barco en la tormenta.
Cuando eres resiliente, luchas para sobreponerte a las circunstancias y sobrevivir; en lo posible ayudas a que otros también lo hagan, si sus capacidades se lo permiten. Pasada la tormenta, hablarás de lo aprendido y posiblemente justificarás a quienes no lo lograron acogiendo sus debilidades como la principal causa. Invocaras frases como, "uno hace su parte pero necesita que la otra persona haga la suya" y "siquiera no fui yo" .
Cuando eres longánime tu propósito es diferente y cada uno de sus componentes tiene una misión clara e integrada a la causa:
1. La resiliencia te permite a ti sobreponerte a la situación y sobrevivir,
2. Tu fuerza interior te lleva a multiplicar tus acciones en pro de que todos también sobrevivan más allá de sus capacidades,
3. Tú voluntad de empatía te permite animar a aquellos quienes en la tormenta sacan su potencial, a que lo hagan plenamente en pro del bienestar de todo el barco y
4. Tú compasión es la que te lleva a encontrar a esos, a quienes la tormenta los paraliza de miedo, para mostrarles como la fuerza interior que llevan adentro es más poderosa que sus miedos y sino lo logras, para cargarlos y llevarlos a un lugar seguro. Todo esto, como una acción de agradecimiento por el hecho de que no eres tú quien esta paralizado pero entiendes que te podría pasar si lo estuvieras y actuarías de la manera como quisieras que otro lo hiciera contigo.
Pasada la tormenta, serán tus compañeros quienes hablarán de lo que les enseñaste a ellos, porque ser longánime implica que tú aprendizaje esta en función de lo que les enseñas a los demás.
Ahora entiendes porque ser un líder asertivo, o empático o coach ya no es suficiente en este nueva normalidad?
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